martes, 12 de enero de 2010

Ya me vale

Dos meses sin publicar nada. No me extrañan las críticas y toques de atención que he recibido de mis lectores (si es que me queda alguno, que posiblemente ya son todos ex-lectores). Y es que pequé de optimismo por un lado y por el otro la insulsez de los acontecimientos de mi vida personal no merecían abrir una entrada. Ni siquiera mis experimentos para preparar magdalenas, que no consigo que me suban y no pasan de ser simples pastelitos, como sobaos pasiegos redondos y poco más. Pero al menos son caseras y sé lo que llevan, que en los tiempos de bollería industrial y comida precocinada que corren no es poco.
Por otro lado, tampoco quería hablar de política todo el tiempo, porque la cosa está que da asco y tampoco es plan de estar machaconamente con lo mismo hasta aburrir. Así que hoy es sólo una pequeña "reentrée" y tan sólo mencionaré la última del Ministerio de Cultura: cerrar páginas web sin autorización judicial sólo porque el Ejecutivo diga que desde ellas uno se puede bajar contenido protegido por derechos de autor.
Y a mí, que sin ser superdotato tampoco he sido nunca el más tonto de la clase, que me lo expliquen, porque sigo sin entender lo del cánon. Porque vamos a ver: compras un CD, DVD o dispositivo de almacenamiento (léase disco duro, lápiz o tarjeta de memoria, etc) y tienes que pagar un cánon POR SI ACASO se te ocurre piratear. Es decir, como una multa pero de modo preventivo y aunque no grabes nada protegido. O sea, que coges una tarjeta SD (por ejemplo) para una cámara de fotos y tienes que pagar el cánon a la SGAE de Teddy Bautista y resto de bufones y faranduleros de este país. Pero ojo, que pagar el cánon (pese a lo que pueda parecer) NO te permite almacenar en el dispositivo en cuestión NADA protegido. Porque además, muchos CD/DVD vienen protegidos contra copia (esa misma copia que la Ley de Propiedad Intelectual te permite hacer como copia de seguridad por si el soporte original casca, cosa nada infrecuente), con lo cual infringen la mencionada LPI y aquí no pasa nada, oiga. Eso sí, sin tu consentimiento se instalarán programas tipo Starforce para prevenir que uses según qué programas. Y eso, repito, no sólo sin tu consentimiento sino también sin tu conocimiento. ¡Y son programas cuyo copyright tú no has aceptado respetar!
Lo dicho, que alguien me lo explique porque lo que es yo, lo admito, no lo entiendo.