sábado, 7 de noviembre de 2009

¿Corrupción en el oasis catalán?

La corrupción en este nuestro país está ocupando las principales portadas, día tras día, de todos los periódicos. Al principio parecía una cortina de humo pero, para alivio del Partido Popular, se demuestra que “en todas partes cuecen habas”. Así que de cortina de humo nada. La impresión que se tiene es que todos los políticos con poder están corrompidos. Eso no puede ser cierto. Seguro que es cierto que muchos políticos son corruptos, que nuestros impuestos pagan obras y servicios a precios abusivos para cubrir los sobornos y favores a los políticos que han aprobado dichas obras y servicios, y que más de un regalo oficial ha terminado en el despacho de alguien, sean lanzas, cuadros o simples pisapapeles.
Hace poco se ha detenido nada más y nada menos que a ex-altísimos cargos del gobierno de la Generalidad de Cataluña. No me caían simpáticos entonces y ahora me caen peor, por ladrones. Presuntos, claro. Aunque el hijo de uno de ellos intenta convencernos de que todo es un montaje (¿dijo de la "derecha españolista"?) y que su padre es inocente. A él no, pero a mí se me escapó la risa.
Sin embargo, lo de pagar varias veces más facturas ya de por sí desorbitadas no es nada comparado con lo que el gobierno tripartito de la Generalidad de Cataluña ha venido y viene haciendo desde hace tiempo, demasiado ya. Denunciado en un primer momento por Daniel Sirera (PPC), parece que nadie le hizo mucho caso (posiblemente por pertenecer a un partido que en Cataluña es tratado como apestado, lo cual honra mucho más a sus integrantes). Ahora es CiU quien intenta tirar de la manta de los informes. Veremos en qué termina todo, si en un “como te chives, me chivo” o, Dios lo quiera, donde tiene que ser: en los tribunales. Porque no es sólo que se hinchen los precios, qué va. Eso está asumido y casi aceptado. Tampoco –que también- que los redactores de dichos informes tengan relaciones más o menos directas con miembros del Gobierno catalán, y que los importes por los informes estén, vergonzosa y burlonamente, justito justito por debajo del precio que impide designarlos “a dedo”. La cosa es más sangrante, ya que los títulos de los informes no dejan lugar a dudas: están hechos para mejorar la vida de los catalanes (objetivo que debería ser –y no es- el principal de cualquier gobierno). Desgraciadamente, no de los catalanes en general, sino de unos cuantos en particular, a saber: el redactor del informe y el que se lo encarga.

Por cierto, me alegra lo Alavedra y Prenafeta. Por si no había quedado claro. Pero todavía queda(n) alguno(s) sueltos...