viernes, 12 de junio de 2015

Antes Rey que hermano

Nos hemos despertado con la noticia de que S.M. el Rey, Felipe VI, ha desposeído del título de Duquesa de Palma a su hermana, S.A.R. la Infanta Cristina.
No voy a reproducir ni repetir lo que en todos los diarios se haya escrito, sino contar una anécdota que me ocurrió hace casi 21 años y que me hizo ver al actual Rey como está demostrando ser en el cargo que hoy ocupa desde hace casi un año.
Nos hemos de remontar al año 1994, cuando el Servicio Militar todavía era obligatorio y duraba 9 meses, de los cuales yo llevaba ya cumplidos unos tres, en Porto Pi (Palma de Mallorca), sede de la Comisión Naval de Regatas. Básicamente, lo que hacíamos era entrenar para navegar y competir en los barcos de regatas que la Armada posee, pero también preparar, mantener y dar apoyo logístico a otros barcos de recreo de la Armada usados por oficiales, etc... 
Precisamente el Aifos ("Sofía" escrito al revés), el barco en el que navegaba el entonces Príncipe Felipe junto a oficiales de la Armada, era uno de los barcos a los que dábamos servicio. Lo acabábamos de montar y pintar (bueno, de la pintura se encargaba un pintor profesional) para la Copa del Rey, y faltaba un trabajo bastante tedioso: pasar tacos con lija de agua por todo el casco. De este modo se consigue ese aspecto brillante y "cristalino" que tienen los barcos de regata, pero sobretodo se hace para que el barco se deslice mejor por el agua. Es un trabajo fácil (aunque se tiene que hacer bien) pero engorroso, pues se lija bajo un chorro de agua para que la lija se deslice mejor y para que se vaya desaguando la pintura lijada, que acaba pringando al lijador, sin remedio, pues se hace a mano y chorretones de agua con pintura van deslizándose por el brazo.
Como mano de obra sobraba (éramos no menos de veinte marineros de reemplazo en ese momento) y además estábamos dispuestos a hacerlo, los oficiales que iban a navegar, superiores nuestros dentro del escalafón militar, nos dijeron que ya podíamos empezar. Pero ahí estaba el patrón del barco, Don Felipe, que ante la sorpresa generalizada, les dijo que no, que ya que eran ellos los que iban a navegarlo, que se pusieran ellos. Y dicho y hecho: se sacó la gorra, cogió un taco y se puso a lijar él mismo. Los demás oficiales, con cara de circunstancias, no pudieron sino imitarle.
Y ahí les tenemos a todos, la tripulación del Aifos en pleno, oficiales de la Armada incluyendo al heredero de la corona de España y futuro jefe del Estado, lija te lija, pringándose de arriba abajo, mientras un grupo de marineros de 2ª (ese era nuestro rango), mirábamos cómo lo hacían.
Cuando terminaron, además, nos dio las gracias, se despidió de todos y se marchó (supongo que a ducharse). Los oficiales, pues no tan simpáticos, no tan atentos (medio entendible, pues en el escalafón militar nos separaba un mundo) y desde luego no tan contentos, también se marcharon, supongo que primero a la ducha.
Con esto se ganó el respeto y admiración de todos, que lo estuvimos comentando durante bastante tiempo. 
Esta es sólo una anécdota pero que he querido recordar ahora cuando ha puesto los intereses de la institución que preside y los de todo el país por delante de su relación con su hermana. No hace falta ser monárquico para admirarle por ello, aunque sea visto como un movimiento egoísta para "auto proteger" la institución de la monarquía, aunque yo lo veo más como cumplir con la palabra dada. Y lo que este país necesita, ahora más que nunca, es tener a personas en cargos de responsabilidad (empezando por los políticos) que no sólo tengan esa actitud de cumplir sino que no antepongan sus intereses personales o familiares por encima de los del cargo que ocupan y de las personas a las que representan. Y ahora mismo, de esos son de los que nos hacen falta, tengan la ideología que tengan.